SE ME HA PERDIDO UN HOMBRE

Se me ha perdido un hombre, y creí que me moría. Que se me acababa el aire, que la ausencia de su sombra sobre mi espalda me asesinaba. Rondé por los rincones anhelando su olor, buscando el ruido de sus pasos. Arañé los cajones vacíos, golpeé las puertas abiertas, pisé sobre las huellas que dejó. En las sábanas abandonadas calmé mi llanto. Frente al espejo pinté mis ojeras. Se me había perdido un hombre. Pero el aire no se agota. Los cajones se llenan. Las puertas se cierran. Las huellas son perecederas. Las sabanas se lavan y el sueño borra las ojeras. Ya no pesa su sombra sobre mi espalda, no me aturde el olor de su presencia, el repiqueteo de sus pasos no me distrae. Se me perdió un hombre. Sí, ¿y qué?

Nut Chan.